Nutrición Clínica/Temas de revisión

Bioimpedancia eléctrica en el paciente hospitalizado, ventajas y limitantes. Por: Mayra García Dávila

Una adecuada alimentación del paciente hospitalizado es imprescindible como parte integrada del resto del tratamiento y debe tener como objetivo restablecer la salud ayudando a curar la enfermedad de base, evitar sus complicaciones y reducir al máximo la duración de la estancia hospitalaria (tanto en beneficio del propio paciente –objetivo primordial– como del coste económico que ello supone). Proporcionar la nutrición adecuada de forma temprana tras la admisión en el hospital contribuye a mejorar los resultados clínicos en todas sus facetas, a reducir los días de estancia y a mejorar la utilización de los recursos disponibles.2

Sin embargo, la desnutrición continúa siendo la patología principalmente implicada en el aumento de la morbi-mortalidad y uno de los principales problemas de salud a nivel mundial afectando al 30-50% de los pacientes hospitalizados sin importar el ciclo de la vida ni la nosología, aumentando a medida que se prolonga la estancia hospitalaria. 1

La malnutrición del paciente hospitalizado (calórica, proteínica o mixta) acontece cuando la dieta no cubre las necesidades diarias. Incluye un variado espectro de manifestaciones clínicas derivadas de la gravedad del déficit nutricional, su duración y la asociación a otras enfermedades. Además de la enfermedad de base que motiva el ingreso del paciente, existe una serie de hábitos hospitalarios que contribuyen a provocar o agravar la malnutrición: falta de registro de la talla y el peso, así como del seguimiento de la evolución ponderal, ayunos o semiayunos prolongados de forma inconsciente o como resultado de la realización de pruebas diagnósticas, administración de suero salino o glucosado como único soporte nutricional, ausencia de control de la ingesta del paciente, alimentación oral mal programada, presentada o distribuida, desconocimiento del responsable de la prescripción para establecer la vía y/o el tipo de nutrición, retraso en el inicio del adecuado soporte nutricional, incremento de las necesidades y/o pérdidas debido al tratamiento médico o quirúrgico, medicación concomitante que puede interferir en la absorción de nutrientes, ausencia de unidades de nutrición adecuadas o una organización hospitalaria deficiente, entre otras.2

Por lo anteriormente descrito es importante realizar tan pronto como sea posible, la evaluación del estado nutricional del paciente hospitalizado. Esta valoración debe formar parte de los exámenes habituales de salud así como de estudios epidemiológicos que permitan identificar a los individuos de riesgo, dado que refleja el resultado de la ingesta, digestión absorción, metabolismo y excreción de los nutrientes suficientes o no para las necesidades energéticas y de macro y micronutrientes de la persona. En este orden de ideas, la valoración nutricional es una metodología que tiene como objetivos:

a) Determinar los signos y síntomas clínicos que indiquen posibles carencias o excesos de nutrientes,
b) Medir la composición corporal del sujeto,
c) Analizar los indicadores bioquímicos asociados con malnutrición,
d) Valorar si la ingesta dietética es adecuada,
e) Valorar la funcionalidad del sujeto,
f) Realizar el diagnóstico del estado nutricional,
g) Identificar a los pacientes que pueden beneficiarse de una actuación nutricional,
e) Valorar posteriormente la eficacia de un tratamiento nutricional.

Para ello debe incluir tres aspectos muy importantes: una valoración global, estudio de la dimensión y de la composición corporal.1

Y en este sentido tomando en cuenta la importancia de determinar la composición corporal del paciente esta demostrado que en el cuerpo humano, los tejidos biológicos se comportan como conductores, en mayor o menor medida, y/o aislantes de la corriente eléctrica dependiendo de su composición. Las soluciones electrolíticas intra y extracelulares son óptimos conductores mientras que la grasa y el hueso son pésimos conductores (aislantes). En el tejido adiposo, por ejemplo, la corriente puede atravesar las soluciones electrolíticas del intersticio y los adipocitos, pero no las gotas lipídicas hidrofóbicas de su interior.1

Introducción y objetivo

La bioimpedancia eléctrica (BIA) es un método no invasivo y de fácil aplicación en todo tipo de poblaciones. Conocer su funcionamiento, así como sus bases físicas, permite comprender mejor su utilización y, por tanto, la aplicación estricta de las condiciones de medida, para asegurar la fiabilidad de los resultados obtenidos. La BIA es un buen método para determinar el agua corporal y la masa libre de grasa en personas sin alteraciones de líquidos corporales y electrolitos.3 Algunos autores sugieren que la BIA con 2 electrodos tiene el inconveniente de ser muy sensible a los cambios bruscos en el contenido líquido del organismo pudiendo inducir a error, entre sus ventajas destaca su bajo precio, fácil transporte, inocuidad, sencillez de manejo y baja variabilidad interobservador.

En general se considera una masa adiposa insuficiente si < 12% en hombres y < 20% en mujeres y excesiva si > 25% y > 33%, respectivamente.1

Desde el punto de vista de muchos autores es el mejor método disponible en la actualidad para usar en niños. Existen diferentes ecuaciones de BIA que han sido propuestas y validadas para utilizar en niños, adolescentes y adultos.

La BIA predice de forma más exacta grandes cambios en el agua corporal total y en la masa libre de grasa que cambios pequeños. Por lo tanto, es mejor para medir cambios evolutivos a mediano y largo plazo que a corto plazo. Se considera que tiene que existir por lo menos una variación del 5 al 7% en la masa libre de grasa para que esta diferencia pueda ser detectada en estudios subsecuentes de BIA durante el seguimiento de un mismo sujeto.6

Desde la década de 1990 han proliferado gran cantidad de sistemas de BIA de diferentes fabricantes, con gran difusión, y en 1994 el National Institute of Health Technology de Estados Unidos realizó una reunión clave para valorar la realidad de la BIA en torno a aspectos importantes, como la seguridad, la estandarización, la medida de parámetros bioeléctricos, la validez, su uso clínico y sus limitaciones. Estos hacen referencia a aspectos como:

– Seguridad. En cuanto a la seguridad no se conocen actualmente efectos adversos, aunque se debe tener en cuenta que podrían afectar a la actividad eléctrica de marcapasos y desfibriladores, por lo cual en estas circunstancias se desaconseja su uso o bien se debería realizar con control electrocardiográfico.
– Estandarización. Si la realización de una BIA se realiza fuera de las normas de estandarización aceptadas, puede haber estimaciones erróneas. Son muy bien conocidas las condiciones que pueden afectar a la precisión de las medidas, como son: la posición corporal, la hidratación, el reciente consumo de comidas y/o bebidas, la temperatura ambiente y de la piel, la actividad física reciente y el estado de repleción de la vejiga urinaria. Estudios recientes analizan el efectos del ejercicio físico, la pérdida de líquidos por la sudoración y la toma de líquidos o comida.
– Propiedades bioeléctricas. No se conoce de forma exacta por dónde discurre la corriente eléctrica, si es a través del agua extracelular o intracelular. Ésta varía según la composición de cada individuo, su tamaño, la composición de sus electrolitos y estas circunstancias conforman, en realidad, la esencia de la BIA. El índice de impedancia es la variable independiente que más se utiliza en las ecuaciones de regresión y no se pueden aplicar a poblaciones en las que no se hayan derivado, ya que una ecuación de BIA responde a las relaciones estadísticas encontradas con una población de referencia, de la cual fue derivada. Las ecuaciones suelen combinar variables de impedancia y antropométricas y son una norma común en todas ellas. La mayoría de aparatos de BIA comerciales no suelen informar de las ecuaciones de cálculo (de la MLG y MG) que utilizan ni del error de estimación de esta predicción.
– Validez. Este es un asunto que aún permanece en discusión en cuanto a la validez y a las estimaciones de la composición corporal. La capacidad para predecir la masa grasa en grandes obesos es importante debido a la gran proporción de masa corporal y de agua corporal que reside en el tronco, además de que la hidratación de la MLG es mayor en el sujeto obeso y la relación ECW/ICW está aumentada. Recientemente, se han validado ecuaciones de BIA con un método multicomponente, para un amplio rango de edad (12-90 años) y con estas ecuaciones se han publicado valores de R, Xc e índice de impedancia.
– Uso clínico. El uso clínico de la BIA con tomas de brazos o pies frecuentemente se relaciona a alteraciones de la distribución acuosa, como ocurre en las enfermedades graves; en este caso, según algunos autores, las asunciones de la BIA son inválidas, así como en otras situaciones, como la hemodiálisis, la prescripción y el seguimiento de la diálisis basado en el modelo cinético de la urea. También la utilización de la BIA está en constante investigación en los pacientes terminales con enfermedad renal crónica.
– Limitaciones. Las alteraciones del agua intracelular son frecuentes en la desnutrición proteico-calórica y, por ello, las medidas de la MLG no reflejan exactamente la cantidad de MLG real, ni los cambios de la MLG que se producirían con la alimentación parenteral.

Ellis et al han descrito una serie de recomendaciones generales para el uso de la impedancia después de que su implantación ha sido muy extendida por parte de gran número de investigadores, y no siempre se ha utilizado bien. En general, la impedancia de piernas ó brazos exclusivamente es menos predictiva de la MLG que la BIA de cuerpo entero. La actividad física aumenta el gasto cardíaco y la perfusión vascular, con el subsiguiente aumento del flujo sanguíneo al músculo, así como un aumento de la temperatura muscular y de la piel, con lo que se produce una disminución de la resistencia muscular y una disminución general de la impedancia corporal.3

La BIA segmental se ha utilizado para conocer la distribución de fluidos en diversas enfermedades (ascitis, fallo renal, cirugía) y puede ser útil para el conocimiento de la acumulación de fluidos en la cavidad torácica o abdominal, encontrándose grandes errores para la BIA segmental al medir la MLG en brazos (de un 13 a un 17% de error) y en piernas (10-13%). Actualmente, ya hay trabajos que validan la BIA segmental frente a modelos de 4 componentes.3

Una gran cantidad de ensayos clínicos proponen el parámetro de la BIA como un marcador pronóstico útil en condiciones clínicas, como en cirrosis hepática, en cáncer de mama, colon, páncreas, pulmón, también se observó en pacientes con VIH- positivos, y quirúrgicos una asociación positiva entre éste parámetro y la supervivencia. Varios autores sugieren que puede ser una herramienta importante para evaluar el resultado clínico o para evaluar la progresión de la enfermedad y este puede ser superior a otros indicadores nutricionales, bioquímicos o antropométricos.4

Algunos autores proponen valores de referencia para evaluar adecuadamente las desviaciones individuales en relación con la población promedio y otros proponen puntos de corte específicos por patología como indicadores de pronóstico clínico-nutricional.

La utilidad de la BIA en estudios de estimación de la composición corporal para la salud cumple un papel destacado, ya que es más precisa que los cambios de peso, talla o el índice de masa corporal y tiene una fiabilidad mayor que la toma de pliegues cutáneos, ya que no depende del explorador, porque es más fácil su estandarización, no necesita entrenamiento, pero sí necesita del cumplimiento de toda una serie de normas de obligado rigor metodológico.3

Estas recomendaciones de carácter general para un uso correcto de los análisis de BIA, una metodología estricta y estandarizada mejora las medidas obtenidas y la estimación de la composición corporal, respetando las situaciones siguientes:

– No haber realizado ejercicio físico intenso 24 horas antes.
– Orinar antes de las mediciones.
– Medir el peso y la talla en cada evaluación.
– Instauración previa de un tiempo de 8-10 minutos en posición de decúbito supino.
– Correcta posición de los electrodos.
– Los brazos y las piernas deben estar separados del tronco.
– Retirar elementos metálicos.
– Consignar situaciones como obesidad abdominal marcada, masa muscular, pérdidas de peso, ciclo menstrual y menopausia.

La BIA es un buen método para el control longitudinal de la MLG y de la MG, pero hay que ser cuidadoso en circunstancias de alteraciones de la hidratación (ejercicio, ingesta de líquidos y alimentos y/o padecimiento de enfermedades del equilibrio hidrosalino). Ser cautos con la utilización de ecuaciones de predicción que no se hayan derivado en la población de estudio, y en su caso conocer la falta de concordancia.

Hay una gran difusión de trabajos realizados con BIA para estimar la Composición Corporal en diferentes poblaciones, así como diferentes grados de concordancia con métodos de referencia, desde los validados a los no validados.3

El objetivo de esta revisión es conocer ventajas y limitantes de la BIA en pacientes hospitalizados.

Método de localización, selección y evaluación de estudios primarios

Se realizó una búsqueda exhaustiva vía internet en primer lugar sobre las revistas médicas indexadas internacionales ya son revistas que reflejan un grado de madurez debido a que ha pasado por un proceso de selección y análisis por parte de las instituciones o empresas documentarias que realizan ese trabajo. Se encontraron varias revistas y utilizando las palabras claves: bioimpedancia eléctrica, bioimpedancia en paciente hospitalizado y bioimpedancia aplicada en hospitales se encontró con varios trabajos publicados los cuales se detallan en la bibliografía al final de nuestra revisión.

Las publicaciones fueron agrupadas según el tipo de población estudiada, población general, ancianos o patologías específicas.

Desarrollo y discusión del tema

El uso de la BIA se ha extendido pues no es invasivo, de rápida aplicación, bajo costo, alta precisión y seguridad. En la práctica, el método más usado para determinar la composición corporal, por su facilidad de aplicación y bajo costo, es la antropometría, el cual ha sido ampliamente validado con otros de mayor precisión como los isotópicos y los densitométricos.5

La técnica de la evaluación de la composición corporal por BIA ha sido ampliamente estudiado en los últimos tres años, sobre todo en cuanto a la interpretación y reproducibilidad del método. Los nuevos modelos e instrumentos multifrecuencia han contribuido al desarrollo de la evaluación de la composición corporal, aunque todavía existen barreras contra su aplicación en algunas situaciones.

Las siguientes limitaciones de BIA se pueden describir:

-Restricción o contraindicación del uso de la técnica: Entre las mujeres embarazadas, los niños menores de 6 años y los sujetos portadores de un marcapasos. No existen referencias en la literatura que contraindica la evaluación de las mujeres lactantes, aunque la interpretación de los resultados en estos casos puede estar comprometida, por lo que el procedimiento no está justificada.
-Pariente o temporal de restricción: la prueba no debe ser aplicado a pacientes con lesiones en la piel que no permiten el uso de electrodos, los pacientes con un contacto limitado (pacientes con infecciones hospitalarias), y los pacientes con cambios en el estado de hidratación como la hiper-o hipovolemia.

Con el fin de obtener unos resultados fiables, se debe tener cuidado con la preparación del paciente, del equipo y de los instrumentos de medición como la escala y estadiómetro, así como el lugar donde se realizará la prueba, evitando errores de medición.

A pesar de su uso técnico fácil y alta reproducibilidad, BIA puede dar lugar a estimaciones menos precisas en situaciones en las que se altera el equilibrio hidroelectrolítico. Por lo tanto, se debe tener cuidado antes de la evaluación para evitar interferencias con la hidratación de los tejidos del cuerpo que pueden cambiar la resistencia a la corriente eléctrica, ya que un estado de hidratación alterado es considerado una limitación principal de este método. Otros factores que pueden afectar los resultados es estar recién comido, intensa actividad física y el alcohol y la ingesta de líquidos antes de la evaluación, los estados de deshidratación o de retención de agua, el uso de diuréticos, y el ciclo menstrual. Cambios en la masa corporal agudas tales como la obesidad o desnutrición de proteínas también pueden representar una limitación del uso de BIA, como se mencionó anteriormente.

Para la preparación del paciente, es importante darles instrucciones para evitar las bebidas alcohólicas durante por lo menos 8 horas antes de la prueba y para ayunar y beber agua durante 4 a 6 horas. Algunos autores han señalado que, si se aplica la prueba dentro de un intervalo de 2-4 horas después de una comida, la lectura puede producir un 4-15 Ohmios mayor valor, lo que contribuye a una interpretación errónea. Además, el sujeto debe ser instruido para no realizar ninguna actividad física en el día de la prueba y para eliminar todos los artículos de metal desmontable de su cuerpo. Si el paciente realiza la prueba mientras se está acostado, se debe tener cuidado para comprobar si está en contacto con las estructuras metálicas o tejidos y objetos que puedan conducir corriente eléctrica. El sujeto debe permanecer en la posición supina, con sus extremidades a una distancia desde el tronco, los brazos que forman un ángulo de aproximadamente 30 ° y las piernas formando un ángulo de 45 °. Si es necesario, una toalla seca se utiliza para este propósito. Las superficies que reciben los electrodos deben limpiarse con alcohol. Si el sujeto a ser evaluado muestre un incremento del crecimiento del cabello en las zonas para la fijación del electrodo, el pelo debe ser afeitado con una maquinilla de afeitar.

En situaciones en las que hay una cierta condición o característica que limitaría la colocación de los electrodos en la superficie del cuerpo, tales como la amputación, malformación, la atrofia y la hemiplejía, los electrodos deben fijarse en una parte de cuerpo no afectado. Para otras situaciones tales como lipodistrofia, síndrome de Cushing, mixedema, ascitis, la obesidad y el síndrome metabólico, entre otros, con el sujeto que muestra la distribución irregular de la composición corporal, alternativa debe ser la evaluación segmentaria (BIA-SEG); BIA aplicada a segmentos representa un gran avance en la práctica clínica por ser capaz de superar las limitaciones de la técnica tradicional BIA.

Se permite el análisis de la composición corporal en pacientes con edema y ascitis, o tener el tejido muscular o depósito de grasa o el agotamiento. A este respecto, Codognotto et al. demostraron que la aplicación de segmental BIA a la pierna opuesta a la que con la presencia de edema no es sensible a edema localizado y se puede utilizar para la evaluación de la composición corporal en sujetos que tienen edema en una sola pierna. Para los pacientes con una sobrecarga de líquidos grave, como los pacientes con ascitis, la diferencia interpersonal en la hidratación del tejido magro son probablemente demasiado alta para permitir la elaboración de ecuaciones uniformes para la evaluación de la MBC. Pirlich et al. llegó a la conclusión de que la aplicación de la norma BIA es apropiado para la evaluación de BCM en pacientes con cambios marcados en la geometría del cuerpo o en el estado de hidratación.

En una revisión detallada, De Lorenzo y Andreoli propone que el tronco, con su gran sección transversal, contribuye tan sólo el 10% de la impedancia de todo el cuerpo, lo que representa el 50% de toda la masa corporal. Esto implica que los tres aspectos deben ser considerados para el análisis de la composición corporal: (1) los cambios de impedancia están íntimamente relacionados con los cambios en la FFM o BCM de las extremidades, (2) los cambios de tronco FFM probablemente no se describen adecuadamente mediante la medición de la impedancia de todo el cuerpo, y (3) incluso cambios marcados en el volumen de fluido dentro de la cavidad abdominal tienen sólo una influencia menor en la medición de la FFM o BCM, como podría ser demostrado en pacientes con cirrosis hepática y ascitis presentado a paracentesis.

La colocación correcta de los electrodos es extremadamente importante para un resultado fiable. La disposición convencional (mano-pie) es más fácil de realizar, ya que se produce en las zonas del cuerpo que no reciben la ropa, no causan vergüenza para el paciente y son más fáciles de identificar, incluso en pacientes obesos, a diferencia de lo que ocurre con los puntos en los hombros y el muslo. Los desplazamientos de los electrodos 1 cm puede resultar en fallo de medición hasta un 2% en la impedancia.

Otra preocupación era con la dispersión de la corriente eléctrica entre los segmentos, ya que la técnica se supone que el cuerpo sería un cilindro, que no se observa exactamente, teniendo en cuenta los diversos tejidos que constituyen los órganos y las estructuras anatómicas.7

Conclusiones

Algunos monitores utilizan programas de ordenador que permiten imprimir directamente un análisis completo de la composición corporal que incluye gráficos, mientras que otros solo se limitan a enseñar los resultados de la medición en la pequeña pantalla del dispositivo. Algunos monitores tienen la ventaja adicional que incluyen en los resultados los valores de resistencia y reactancia, lo cual permite utilizar de forma manual cualquier fórmula (o validar una nueva) que el operador desee para la obtención de datos. Por este motivo, este tipo de monitores son los más empleados en estudios de investigación.

En la práctica diaria, los monitores de BIA portátiles que incluyen programas de ordenador y tienen la capacidad de producir informes completos con gráficos de la evolución de la composición corporal a lo largo de un tiempo determinado, son mucho más útiles, especialmente en pacientes crónicos; además, permiten guardar electrónicamente la información de todas las pruebas realizadas. Es muy importante tener en cuenta que todos los monitores de BIA actualmente disponibles no están programados con ecuaciones específicas para menores de seis años de edad.6

Diferentes especialidades médicas, como la endocrinología, nefrología y pediatría, y diversas situaciones patológicas, pueden verse beneficiadas por la aplicación de BIA. Una de las principales contraindicaciones de esta técnica es la aplicación en pacientes portadores de una prótesis metálica interna (rodilla, cadera, etc.), la cual podría verse afectada en su temperatura al paso de la corriente. Muchos son los trabajos reportados en la bibliografía que relacionan BIA con carencias nutricionales, obesidad, anorexia, diabetes, cáncer, sida, hemodiálisis y malnutrición y en general en las personas encamadas.8

Se ha determinado también que segmental BIA es el método menos afectado por la presencia de edema y el que tiene mejor correlación con los cambios inducidos por la ultrafiltración.8

El uso de BIA y de la sumatoria de los pliegues cutáneos, pueden ser consideradas opciones útiles en el área clínica para evaluar el porcentaje de grasa corporal de los individuos obesos.

También se ha reportado que la mayoría de las personas obesas retienen líquidos corporales, los cuales son detectados mediante BIA. De esta forma tratamientos específicos con acuaréticos pueden ser instaurados en estos pacientes.8

El interés mundial en estas técnicas para proporcionar estimaciones de todo el cuerpo de tejido magro para la evaluación del estado nutricional de cabecera ha dado lugar a la validación de los esfuerzos de investigación considerables para proporcionar una prueba de su exactitud con resultados mixtos. Informes predominantes de la gran variabilidad en las estimaciones individuales por bioimpedancia y de referencia técnicas han dado lugar a una desconfianza general de los métodos de bioimpedancia para cuantificar la composición de todo el cuerpo en poblaciones clínicas, particularmente aquellos con geometría anormal del cuerpo y el equilibrio de líquidos. Dependencia de los métodos estadísticos que pueden no considerarse adecuadamente los errores en las técnicas de referencia y la validación cruzada de SF-BIA y MF-BIA ecuaciones desarrolladas originalmente de un método de referencia en comparación con un método de referencia diferente son sólo dos de las limitaciones en la literatura de validación que pueden contribuir a las incoherencias en relación con la validez en todos los estudios.

Por lo tanto, sigue siendo poco claro si cualquier técnica de bioimpedancia puede ser probada para proporcionar estimaciones de escasez generalizada en el cuerpo suficientemente significativas de tejido en la cabecera individuo para identificar apropiadamente las personas con problemas de desnutrición y / o para controlar eficazmente los cambios de tejido magro en respuesta a las intervenciones nutricionales. Los nuevos desarrollos en la tecnología BIS que se están aplicando en los individuos comprensión va mantienen la promesa de diálisis; las mejoras en la capacidad de las BIS dispositivos para cuantificar el exceso de líquido en estos pacientes el uso de los nuevos modelos de la composición corporal podría conducir a nuevas mejoras para la evaluación de tejido magro en otras poblaciones clínicas.

Los enfoques SF-BIA y MF-BIA para la evaluación de tejido magro del cuerpo entero probablemente seguirán siendo algo limitada para su uso en el ámbito clínico.9

Dada la alta prevalencia hospitalaria de malnutrición, sobre todo en ancianos, y su excesivo costo sanitario, el médico clínico debe contar con estrategias que disminuyan el gasto y, al mismo tiempo, mejoren la calidad de vida de estos pacientes. Entre las técnicas a utilizar en este tipo de pacientes encontramos el método antropométrico y la impedancia bioeléctrica. BIA nos permite valorar de forma fácil y fiable los compartimentos corporales de personas postradas en cama, sustituyendo de este modo a otros métodos de estimación de la composición corporal imposibles de llevar a cabo en estos sujetos encamados.8

Los métodos objetivos para evaluar son necesarios, pérdida muscular en individuos con enfermedades agudas y crónicas, técnicas de bioimpedancia y el ultrasonido son actualmente las mejores opciones para la práctica clínica; Sin embargo, se necesita investigación adicional para conocer la mejor manera de optimizar las mediciones y reducir al mínimo el error y establecer si estas técnicas (y que los enfoques específicos) pueden contribuir de forma única a la evaluación de la desnutrición, más allá de los métodos de evaluación más subjetivos.10

Bibliografía

  1. P. Ravasco et al. “Métodos de valoración del estado nutricional”. Nutrición Hospitalaria Supl, 2010.
  2. José Francisco Martínez Valls. “Desnutrición en pacientes hospitalizados”. Hospital Clínico Universitario” Valencia, España; Med Clin (Barc), 2004.
  3. J.R. Alvero-Cruz et al. “La bioimpedancia eléctrica como método de estimación de la composición corporal: normas practicas de utilización”. España, Revista Andaluza de Medicina del Deporte, 2011.
  4. L. Llames et al. “Valores del ángulo de fase por bioimpedancia eléctrica; estado nutricional y valor pronóstico”. Buenos Aires, Argentina; Nutrición Hospitalaria, 2013.
  5. Melier Vargas Z et al. “Gasto energético en reposo y composición corporal en adultos”. Colombia, Revista de la Universidad Nacional de Colombia, 2011.
  6. Maria Agustina Alonso Álvarez et al. “Manual practico de nutrición en pediatría”. España, Ergon, 2007.
  7. Mirele Savegnago Malice et al. ” Analysis of Body Composition: A Critical Review of the Use of Bioelectrical Impedance Analysis”. Brazil, International Journal of Clinical Nutrition, 2014.
  8. Francisco José Berral de la Rosa et al. “Impedancia bioeléctrica y su aplicación en el ámbito hospitalario”. Rev Hosp Jua Mex, 2007.
  9. Urvashi Mulas MS et al. “Bioimpedance at the bedside: Current applications, limitations and opportunities”. Nutr Clin Pract, Minnesota, E.U.A, 2015
  10. Carrie P. Earthman, PhD. “Body Composition Tools for Assessment of Adult Malnutrition at the Bedside: A Tutorial on Research Considerations and Clinical Applications”. JPEN J Parenter Enteral Nutr. Minnesota, 2015

 

L.N. Mayra de Lourdes García Dávila
Licenciado en Nutrición, Universidad Autónoma de Nuevo León.
Diplomado en Soporte Nutricional, CEC-SNC.
Curso Posgrado Coaching Nutricional y de Salud, AICOSAN/ Nutrition for Optimal Health.
Consulta Nutricional Privada
Si tienes comentarios sobre este artículo para L.N. Mayra de Lourdes García Dávila puedes contactarla a través de: mayragada@hotmail.com

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.